
Cuando cerraban la puerta de la verja al salir, una voz les gritó desde la ventana:
–Niñas, ¿llevan los pañuelos bonitos?
–Sí, sí, los llevamos, y el de Meg huele a colonia –gritó Jo, y añadió riéndose: –Creo que mamá nos preguntaría eso aunque estuviésemos huyendo de un terremoto.
–Es uno de sus gustos aristocráticos, y tiene razón, porque, una verdadera señora se conoce siempre por el calzado limpio, los guantes y el pañuelo –respondió Meg.
–Ahora no olvides de mantener el paño malo de tu falda de modo que no se vea, Jo. ¿Está bien mi cinturón? ¿Se me ve mucho el pelo? –dijo Meg, al dejar de contemplarse en el espejo del tocador de la señora Gardiner, después de mirarse largo rato.
–Sé muy bien que me olvidaré de todo. Si me ves hacer algo que esté mal, avísame con un guiño –respondió Jo, arreglándose el cuello y cepillándose rápidamente.
–No, una señora no guiña; arquearé las cejas si haces algo incorrecto, o un movimiento de cabeza si todo va bien. Ahora mantén derechos los hombros y da pasos cortos; no des la mano si te presentan a alguien: no se hace.
–¿Cómo aprendes todas estas reglas? Yo no puedo hacerlo nunca…
Mujercitas (en inglés, Little Women) es una novela de Louisa May Alcott publicada el 30 de septiembre de 1868, que trata la vida de cuatro niñas que se convierten en mujeres con la Guerra Civil en los Estados Unidos como fondo, entre 1861 y 1865. Está basada en las propias experiencias de la autora cuando era una niña que vivía en la ciudad de Concord, Massachusetts.